En recuerdo de los miembros del Prometeusteam Dadrev, Ariel, Kike, NHC, Tavo y Murdock. Para que tanto esfuerzo y trabajo no haya sido en vano y para que vuestros artículos no se pierdan para siempre. Va por vosotros.

domingo, 14 de febrero de 2016

Las mentiras del IPCC.

Las mentiras del IPCC.
Lo primero decir que el informe del IPCC es simplemente una gran mentira,un gran negocio.
Son muchos los cientificos que participaron en el y que con el tiempo se van segregando,habida cuenta de que es imposible el seguir manteniendo tal sarta dementiras.Un miembro del IPCC, el prestigioso climatólogo neozelandés Vincent Gray que, desde 1990, ha trabajado en el seno del IPCC, por lo que conoce perfectamente su funcionamiento interno. Así, en un reciente documento hecho público el pasado 11 de julio, Gray desgrana los grandes mitos y “mentiras” presentes en el afamado trabajo de este supuesto panel internacional de expertos en materia de cambio climático.
El citado documento http://www.tech-know.eu/uploads/Spinning_the_Climate.pdf , no tiene desperdicio. Su inicio es, ya de por sí, demoledor al afirmar lo siguiente: “He sido un Experto Evaluador del IPCC desde su primer gran informe en 1990. El IPCC se ha distinguido por proporcionar pruebas de que el clima de la Tierra ha sido dañado por los cambios que han originado las concentraciones atmosféricas de gases de efecto invernadero”.Por poner un ejemplo:
Algunos párrafos eliminados o modificados en la redacción definitiva del segundo informe del IPCC (1995). Veamos:
SECCIÓN 8.4.1.1
“No se excluye la posibilidad de que una parte significativa de la tendencia (calentamiento) se deba a factores naturales”. MODIFICADA
SECCIÓN 8.4.2.1
“Ninguno de los estudios antes citados han puesto de manifiesto una clara evidencia para que podamos atribuir los cambios observados (temperatura) a un incremento específico en la emisión de GEI”. ELIMINADA
SECCIÓN 8.6
“Finalmente, llegamos a la cuestión más difícil de todas: ¿Cuándo podemos atribuir de un modo inequívoco el cambio climático a causas antropogénicas (emisión de CO2)? […] No es de sorprender que la mejor respuesta a esta pregunta sea No lo sabemos”. ELIMINADA
Sin embargo, esta afirmación es “falsa”. La realidad y evidencias científicas han sido “distorsionadas e hiladas para apoyar una campaña mundial”, con el objetivo de “limitar las emisiones de ciertos gases de efecto invernadero que carece de base científica”, según dicho informe, recogido en el blog desdeelexilio.
En esencia, Gray denuncia que este grupo de expertos carece de independencia. El Panel está formado por funcionarios y burócratas, así como por científicos que son seleccionados por los propios gobiernos en función de su posicionamiento favorable a la tesis del calentamiento global.
Recordemos que las tomas de temperatura sobre el que hipoteticamente se habrian basado no son validas.Por poner un ejemplo:
De las 1221 estaciones que la NOAA tiene por todo EEUU se han revisado a diciembre de 2007 unas 404 es decir un 33% aprox.
Rojo – estación revisada
Azul – estación no revisada
NOOA. Estaciones.
NOOA. Estaciones.
Porcentajes de error en las revisiones-NOOA
Porcentajes de error en las revisiones-NOOA
Sabido es el papel importante de la NOAA, tanto en el seguimiento climático de EUA como del planeta y la referecnia que es en el ámbito de los mass media a nivel mundial.Resulta que Anthony Watts, un independiente meteorólogo de la CBS (TV) se ha tomado la molestia de visitar “in situ” 48 de las 1221 estaciones meteorologicas que usa la NOAA para hacer sus estudios, que serian la base (sus mediciones) para otros estudios y que serian también los inputs para modelos climáticos.los datos tomados, la U.S. Historical Climatology Network (USHCN), se basan en las 1221 estaciones de los 48 estados norteamericanos:http://www.ncdc.noaa.gov/oa/climate/research/ushcn/ushcn.html ¿Que ha encontrado? pués, según cuenta, resulta que varias estaciones no cumplirian los requisitos mínimos para una fiel toma de datos.
– proximidad de terrenos asfaltados.
– proximidad de salidas de airea acondicionados.
– vehiculos estacionando demasiado cerca de las estaciones.
Esto no significaria, ni mucho menos, una intencionalidad de que así esten situadas las estaciones, pero si significaria que las estaciones, que quizás en un tiempo mas lejano si cumplian los requisitos adecuados de emplazamiento, ahora necesitarian una urgente revisión, que por lo visto ni se ha hecho ni interesa que se haga.
La “National Climatic Data Center” (NCDC) que es la que mantiene esta red de estaciones, tiene procedimientos establecidos de control de calidad para rectificar estos asuntos, pero, si lo que cuenta este señor es cierto, no se entiende esta dejadez por parte del gobierno americano…¿o tal vez si?.
Y ahora que ya hemos entrado en calor…enfriémonos un poquito.
Debajo está un gráfico de las temperaturas de Groenlandia en los últimos 4.000 años. Los cambios son probablemente muy indicativos de los cambios de temperatura a lo largo de todo el Hemisferio Norte.
Temperaturas de Groenlandia en los últimos 4000 años
Temperaturas de Groenlandia en los últimos 4000 años
Hace unos 1.000 años atrás las temperaturas promedio de Groenlandia eran 1º C más altas que hoy (lo que hace que nuestra preocupación por un aumento de 0,4º C sea algo ridículo).
Hace unos 2.100 años, eran de 2º C más altas que ahora.
Hace unos 3.300 años, eran de unos 3º C más altas que ahora. Dado que la información de Groenlandia se extiende varios cientos de miles de años en el pasado, esto indica que para derretir toda la capa de hielo de Groenlandia son necesarios bastante más que 3º C durante muchos miles de años más.
Durante casi los últimos 4.000 años las temperaturas han sido más elevadas que hoy. Más precisamente, aparte de un breve período hace 1.200 años, es sólo en los últimos 750 años que las temperaturas estuvieron en, o por debajo de lo normal. Sobre esta evidencia es más razonable suponer que el tiempo más cálido es la condición natural de la Tierra -mientras que no se puede afirmar ninguna estabilidad o consistencia en algo que está cambiando de manera constante.
Fijémonos en el aumento de la temperatura de hace unos 3.200 años. Es de alrededor de 1º C en me-nos de 50 años. Durante el Siglo 20 la temperatura ha aumentado y disminuido varias veces, en períodos bien notorios. El cambio más reciente es el aumento de 0,4º C desde 1980. El máximo fue alcanzado en 1998 y, mientras que ha fluctuado desde entonces, no ha sobrepasado esa marca –marca alcanzada gracias al fuerte El Niño del 1998, un evento climático sin conexión alguna con los niveles de CO2, o las actividades humanas. Por ello, un aumento de 1º C en los próximos 50 años es algo suma-mente improbable.
Aquí veremos dos gráficos de datos obtenidos de los cilindros de hielo perforados cerca de la base rusa Vostok de la Antártida. Esta información demuestra muy claramente que los cambios en los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera no han sido la causa del aumento de la temperatura. Hay estudios que sugieren (otros lo demuestran) que el aumento del dióxido de carbono ha sido, en efecto, causado por el previo aumento de la temperatura –lo que es exactamente lo contrario a lo que los medios nos han venido informando –o desinformando?
Temperaturas y CO2
Temperaturas y CO2
La escala del dióxido de carbono no se muestra a causa de la herramienta de graficación. Su omisión no es importante porque la clave es el tiempo de los puntos de cambio y la relación entre los cambios de dióxido de carbono y los cambios de temperatura.
Yendo desde la derecha (lo más antiguo) hacia la izquierda (lo más reciente), encontramos que…
Hacia 46.000 años atrás se alcanzó un pico de dióxido de carbono, unos 2.000 años DESPUÉS de un pico de temperatura.
Un mínimo de temperatura se alcanzó hace unos 43,000 años, pero los niveles de CO2 continua-ron cayendo.
Los niveles de dióxido de carbono aumentaron desde 42,400 años antes que hoy (a.que.h.) hasta 38,500 años a.que.h., casi a medida que la temperatura crecía, pero permanecieron altos por los siguientes 5000 años, mientras que la temperatura descendió.
La temperatura hizo un pico hacia 32000 años a.que.h. pero el dióxido de carbono siguió aumen-tando durante los próximos 2,000 años.
Los cambios en dióxido de carbono entre 20,000 y 28,000 años antes que hoy, han sido suaves pero los cambios de la temperatura han sido abruptos y de hasta 1,5º C en 200 años. Es suficientemente claro que el dióxido de carbono no ha causado el cambio de temperatura porque los cambios del CO2 han estado retrasados con respecto a los cambios de temperatura. Para decirlo en pocas palabras, algo causó los cambios de la temperatura, pero ese algo no fue el CO2.
Prestemos atención a este grafico en el que se aprecia la correlacion existente entre las erupciones volcanicas y la radiacion solar con los periodos calidos y frios:
Radiación solar y clima.
Radiación solar y clima.
Parece ser que la temperatura subió ligeramente hace unos 138.000 años a.que.h., antes que lo hiciera en dióxido de carbono, pero el hecho importante es los niveles de dióxido de carbono permanecieron elevado a medida que las temperaturas descendían! De hecho, tomó más de 15.000 años para que los niveles de CO2 descendiesen. Si estos altos niveles de dióxido de carbono fueron la causa del calenta-miento cuando la temperatura aumentó, entonces ¿por qué disminuyeron las temperaturas antes de que lo hiciera el CO2? La única explicación lógica es que el CO2 no fue la causa del calentamiento. Ni antes ni ahora.
CO2 y Temperaturas
CO2 y Temperaturas
Tampoco es el CO2 una significante causa de calentamiento en ningún momento de la historia de la Tierra. También es conocido que hace millones de años (en el Cretácico) los niveles de dióxido de car-bono eran más de 20 veces más altos que ahora –entre 2.600 y 6.000 ppm (partes por millón) y que el mundo era un lugar más húmedo y cálido que ahora –pero alrededor de apenas 2,5º C más cálido que hoy. Aún con esos elevadísimos niveles de CO2 en la atmósfera no hubo ningún tipo de “calenta-miento desbocado”. Por ello es que no tiene justificación científica ninguna (aunque sí política!) para predecir que un aumento de 390 a 500 ppm causará una catástrofe mundial. Todavía faltan 5.500 ppm más para volver a los 2,5º C que había durante el Cretácico.
¿Y más recientemente?
Echemos un vistazo a los cambios de la temperatura y del CO2 atmosférico desde 1960. Para ello usaremos información del CRU (Unidad de Investigación Climática de Gran Bretaña), información que está disponible en Internet al alcance de cualquiera
Este gráfico muestra la debilidad de la afirmación que el dióxido de carbono –especialmente el produ-cido por el hombre- es la causa del calentamiento. Los niveles de CO2 aumentaron de manera soste-nida a un promedio de 1,3 partes por millón (ppm) con mayores aumentos algunos años y menores aumentos en otros. Al mismo tiempo las temperaturas han subido y han bajado alocadamente, mucho algunos años, poco en otros, y otros años se han mantenido más o menos estables.
Veamos algunos períodos específicos:
La temperatura media global cayó desde 1960 hasta 1970, a pesar de que el CO2 aumentaba constantemente.
La temperatura media global en 1977 fue 0,3 º C más alta que el año anterior y sin embargo, el aumento del CO2 había sido uniforme.
Hacia 1985 la temperatura media global descendió por debajo de la de 1983, pero el nivel del CO2 era 14 ppm más alto que en 1983.
La temperatura media global se mantuvo casi sin variantes desde 2002 a 2004 y está por debajo de la de 1998. El dióxido de carbono atmosférico aumentó desde 1998 y sin embargo, la tempe-ratura descendió. Es claro que el CO2 no es una causa significativa del aumento de la tempe-ratura porque si lo fuese, el descenso de temperatura en algunos años jamás habría ocurrido.
Si el dióxido de carbono tuviese la pequeñísima influencia de 0,7º C para una duplicación de los niveles de CO2 de 300 a 600 ppm –como afirman algunos científicos a bordo de la nave pirata del cambio cli-mático- entonces hay otras fuerzas mucho más poderosas que están causando los cambios de tempe-ratura. Como ser: el Sol, las anomalías periódicas de las corrientes oceánicas, las oscilaciones del Atlántico Norte (OAN) o las Oscilaciones Decenales del Pacífico (ODP).
Resumiendo, las afirmaciones alarmistas acerca del dióxido de carbono son poco éticas y anticientíficas. Tendría mucho más sentido investigar y comprender a todas esas otras fuerzas que afectan al clima y decidir cualquier acción, si es que resultan apropiadas y convenientes –para no decir posibles o practi-cables, porque influir sobre el clima, en contra de fuerzas geológicas descomunales, se ve como una necedad increíble.
Tampoco es el CO2 una significante causa de calentamiento en ningún momento de la historia de la Tierra. También es conocido que hace millones de años (en el Cretácico) los niveles de dióxido de car-bono eran más de 20 veces más altos que ahora –entre 2.600 y 6.000 ppm (partes por millón) y que el mundo era un lugar más húmedo y cálido que ahora –pero alrededor de apenas 2,5º C más cálido que hoy. Aún con esos elevadísimos niveles de CO2 en la atmósfera no hubo ningún tipo de “calenta-miento desbocado”. Por ello es que no tiene justificación científica ninguna (aunque sí política!) para predecir que un aumento de 390 a 500 ppm causará una catástrofe mundial. Todavía faltan 5.500 ppm más para volver a los 2,5º C que había durante el Cretácico.
¿Y más recientemente?
Echemos un vistazo a los cambios de la temperatura y del CO2 atmosférico desde 1960. Para ello usaremos información del CRU (Unidad de Investigación Climática de Gran Bretaña), información que está disponible en Internet al alcance de cualquiera
Meteorologo8
Este gráfico muestra la debilidad de la afirmación que el dióxido de carbono –especialmente el producido por el hombre- es la causa del calentamiento. Los niveles de CO2 aumentaron de manera soste-nida a un promedio de 1,3 partes por millón (ppm) con mayores aumentos algunos años y menores aumentos en otros. Al mismo tiempo las temperaturas han subido y han bajado alocadamente, mucho algunos años, poco en otros, y otros años se han mantenido más o menos estables.
Veamos algunos períodos específicos:
La temperatura media global cayó desde 1960 hasta 1970, a pesar de que el CO2 aumentaba constantemente.
La temperatura media global en 1977 fue 0,3 º C más alta que el año anterior y sin embargo, el aumento del CO2 había sido uniforme.
Hacia 1985 la temperatura media global descendió por debajo de la de 1983, pero el nivel del CO2 era 14 ppm más alto que en 1983.
La temperatura media global se mantuvo casi sin variantes desde 2002 a 2004 y está por debajo de la de 1998. El dióxido de carbono atmosférico aumentó desde 1998 y sin embargo, la tempe-ratura descendió. Es claro que el CO2 no es una causa significativa del aumento de la tempe-ratura porque si lo fuese, el descenso de temperatura en algunos años jamás habría ocurrido.
Si el dióxido de carbono tuviese la pequeñísima influencia de 0,7º C para una duplicación de los niveles de CO2 de 300 a 600 ppm –como afirman algunos científicos a bordo de la nave pirata del cambio cli-mático- entonces hay otras fuerzas mucho más poderosas que están causando los cambios de tempe-ratura. Como ser: el Sol, las anomalías periódicas de las corrientes oceánicas, las oscilaciones del Atlántico Norte (OAN) o las Oscilaciones Decenales del Pacífico (ODP).
Resumiendo, las afirmaciones alarmistas acerca del dióxido de carbono son poco éticas y anticientíficas. Tendría mucho más sentido investigar y comprender a todas esas otras fuerzas que afectan al clima y decidir cualquier acción, si es que resultan apropiadas y convenientes –para no decir posibles o practicables, porque influir sobre el clima, en contra de fuerzas geológicas descomunales, se ve como una necedad increíble.
Meteorologo9
  • Correlación entre dióxido de carbono y temperaturas medias globales. ¿Quién vino primero?
El asunto de la “correlación”, cuando se trata de gráficos, puede ser de una buena ayuda visual para una correlación aproximada, pero para poder establecer una “real y exacta” correlación son necesarios gráficos de una escala más ampliada. Cada división del gráfico corresponde a 10.000 años, y en la pantalla de su computadora (en el caso de que use 800 por 640 píxeles de resolución), hay 15 píxeles entre una división y otra, por lo tanto a cada píxel le corresponden: 10.000 / 15 = 666.66 años. Teniendo esto en cuenta, podemos hacer un somero análisis de estas presuntas correlaciones.
Muchos estudios paleoclimáticos, especialmente los relacionados con tiempos muy “modernos” como los últimos 1500 años, indican que la temperatura ascendió antes de que lo hiciesen los niveles de CO2 en la atmósfera y, generalmente, el anticipo del aumento de la temperatura sobre el del CO2 era de entre 200 a 400 años, lapso de tiempo que pasaría desapercibido en el gráfico que nos muestra la UNEP, porque 200 años corresponden a 1/3 de píxel, y 400 años 1/6 de píxel, lo que no puede representarse en la pantalla de su monitor. ¿Podría sugerir esto que el ascenso de la temperatura es la que provoca el aumento de los niveles de CO2? Quizás. Hay muchas más probabilidades de que esto sea así, y no lo contrario, que el aumento del CO2 sea quien causa la subida de la temperatura. Pero veamos los ejemplos marcados en el gráfico.
Bajo la letra A, a la izquierda, en la región de + 322.000 años antes de hoy, la concentración de CO2 disminuyó de 300 a 260 partes por millón (ppm), y la temperatura lo hizo, en el mismo período, desde 3,6º C a 1,5º C, aproximadamente. Ahora bien, no importa aquí quién bajó y subió primero, sino que sus bajadas y subidas no se correlacionan perfectamente como sugieren el UNEP y el IPCC. Mientras que el CO2 descendía de manera sostenida y uniforme, la temperatura detuvo su descenso hacia el final del período, subió unas décimas de grado, descendió otra vez y volvió a subir una vez más, para iniciar a continuación un largo y sostenido descenso hasta el año 308.000 antes de hoy. Mientras la temperatura descendía uniformemente, la concentración de CO2 detuvo su descenso, subió un poco y cayó nuevamente.
Existen entonces faltas de correlación entre el CO2 y la temperatura, lo que podría deberse a que existieron otros factores que influyeron, de manera independiente, en las disminuciones y aumentos del CO2 y la temperatura. ¿Cuáles pudieron ser dichos factores? Quizás un aumento o una disminución de la actividad volcánica, una variación en la inclinación del eje de rotación de la Tierra, cambios en la presesión, y otros fenómenos astronómicos, o más probablemente una muy variable actividad del Sol. (Para saber más sobre la influencia del Sol sobre el clima, vea el estudio del Dr. Th. Landscheidt, (“¿Una Nueva Edad de Hielo en Vez de Calentamiento?” en este mismo sitio.) Esto quiere decir que la “aparente correlación observada” entre CO2 y temperaturas, no es una correlación de “causa y efecto” neta, ya que existen otros factores que aportan sus efectos y destruyen esa correlación de “causa y efecto”.
Vayamos ahora al caso marcado por la letra C. ¿Qué pasó aquí, señores del IPCC? Vemos que la temperatura comenzó a descender, y el CO2 siguió subiendo durante 1800 años más! Luego, mientras los niveles de CO2 se mantuvieron estables (en una clara meseta que duró unos 8.000 años), la temperatura bajó, se mantuvo bastante estable, bajó, subió, y volvió a bajar antes de que el CO2 comenzara a descender. Pero, lo mismo que en el caso B, los cambios de la temperatura ocurrieron unos 1200 años (2 píxeles) ANTES de que los niveles de CO2 siguieran la “correlación”.
La misma falta de correlatividad se ve en el caso D, donde la temperatura desciende de manera rápida, mientras que los niveles de CO2 se mantiene estables un cierto tiempo, y luego no bajan de la manera e intensidad “correlativa” que se puede apreciar en varias partes del gráfico, indicando que el CO2 no tiene la importancia que se le quiere asignar como gas de invernadero. Pero sobre todo, del análisis del gráfico del UNEP y el IPCC, lo que se ha podido sacar en limpio (salvando la imprecisión y falta de escala adecuada) es que la correlación entre el CO2 y la temperaturas es bastante pobre, y sobre todo contradictoria. Demuestra que son otros lo factores que afectan la subida y bajada de la temperatura, y que los científicos deberían de ponerse de acuerdo, de una vez por todas, sobre cuáles son.
La dinámica del moviemiento del Sol alrededor del centro de masas puede ser definido cuantitativamente por el cambio en su momento angular orbital L. La tasa de tiempo del cambio en L es medida por su primera derivada dL/dt. Define a la fuerza rotatoria, el par (o “torque”) <>T, que dirige al movimiento del Sol alrededor del CM. Las variaciones en la fuerza rotatoria definida por la derivada dT/dt son una cantidad clave en esta cocnexión ya que hacen posible predecir máximos Gelissberg para cientos de años y aún milenios.
El ciclo de 166 años en la variación de la fuerza de rotación dirige el movimiento orbital del Sol.
La dinámica del moviemiento del Sol alrededor del centro de masas puede ser definido cuantitativamente por el cambio en su momento angular orbital L. La tasa de tiempo del cambio en L es medida por su primera derivada dL/dt. Define a la fuerza rotatoria, el par (o “torque”) <>T, que dirige al movimiento del Sol alrededor del CM. Las variaciones en la fuerza rotatoria definida por la derivada dT/dt son una cantidad clave en esta cocnexión ya que hacen posible predecir máximos Gelissberg para cientos de años y aún milenios
 Un ciclo de 166 años y su segunda armónica de 83 años emergen cuando la tasa de tiempo de cambio en el par dT/dt es sujeta al análisis de frecuencia (Landscheidt, 1983). Ciclos de este largo, aunque no son bien conocidos, fueron mencionados antes en la literatura científica. Brier (1979) encontró un período de justo 83 años en el coseno de trasformación de 2148 autocorrelaciones de 2628 números mensuales de manchas solares. Cole (1973) confirmó este fresultado cuando investigó el espectro de poder de la información de manchas solares cubriendo 1626-1968- Encontró a un pico dominante en los 84 años. Juckett, (2000) derivó períodos de 165 y 84 años a partir de este modelo de momento de intercambio de giro-órbita en el movimoento del Sol. Como el largo de onda del ciclo Gelissberg no está lejos de la segunda armónica del ciclo de 166 años, sugiere por sí mismo que se vea si el ciclo Gleissberg y el ciclo dT/dt tienen mínimos y máximos sincronizados. Este es veraderamente el asunto.
Gleissberg (1958) encontró al ciclo que lleva su nombre al suavizar el largo del ciclo de 11 años de las manchas solares, un parámetro que está sólo indirectamente relacionado con el número de manchas R que mide la intensidad de la actividad de las manchas. Como podría ser posible que los menores o mayores valores de los extremos positivos y negativos del ciclo dT/dt tienen una función paramétrica similar, las amplitudes de estos máximos y mínimos se considera que constituyen una serie suavizada de tiempo que cubre 2000 años. El intervalo es entre los años 300 y 2300. Los datos fueron procesados con kernel Gaussiano suavizado de ventana movible (Lorczak) con un ancho de banda de 60.
La Figura 9 muestra el resultado para el sub-período 300-1200. Hasta la inversión de fase ocurrida hacia el 1120, indicada por la flecha, las fases cero del ciclo de 166 años (marcadas por círculos vacíos), coinciden dentro de un relativamente estrecho margen con el máximo del ciclo Gleissberg, indicado por los triángulos rellenos. La desviación de la fase cero del máximo secular es sólo más ancha cerca de la inversión de fase. Las épocas de mínimos Gleissberg están indicadas por triángulos vacíos. Hasta la inversión de fase, van de manera consistente junto a los extremos del ciclo de 166 años. No hay ninguna diferencia si los extremos son positivos o negativos. Esto es reminiscente del ciclo de 11 años de manchas solares con sus amplitudes exclusivamente positivas, aunque el completo ciclo magnético Hale de 22 años muestra amplitudes positivas y negativas que indican diferentes polaridades magnéticas en ciclos de 11 años consecutivos.
Meteorologo10
En la figura puede verse: 
Serie de tiempos suavizada (años 300 al 1200) de extremos en el cambio de la fuerza rotatoria orbital del Sol dT/dt formando un ciclo con un largo promedio de 166 años. Hasta la inversión de fase ocurrida hacia el 1120, indicada por la flecha, las fases cero del ciclo de 166 años (marcadas por círculos vacíos), coinciden dentro de un relativamente estrecho margen con el máximo del ciclo Gleissberg, indicado por los triángulos rellenos. Los mínimos en el ciclo Gleissberg, marcados por triángulos vacíos, van junto con los extremos en el ciclo de 166 años. La inversión de fase explica el extraordinario Máximo Medieval del número de manchas solares. El máximo secular hacia el 1100 fue seguido por otro máximo hacia el 1130 sin un mínimo intermedio. Como los Máximos Gleissberg coinciden con los climas cálidos y los mínimos con los climas fríos, el máximo Medieval de manchas solares estuvo relacionado con un clima excepcionalmente cálido.
La evaluación de las épocas de mínima y máxima hecha por Gleissberg (1958) está basada en datos de la actividad de las auroras boreales hecha por Schove (1955). Hartmann (1972) ha derivado valores promedio de la épocas a partir de datos elaborados por Gleissberg, Schove, Link y Henkel. Estas fechas fueron usadas en las figuras 9 y 10. Un análisis que cubre 7.000 años de datos confirman no sólo al ciclo promedio de 166 años, sino también al intervalo promedio de 83 años entre extremos consecutivos de mínimos y máximos. La inversión de fase de ð/2 radianes hacia el 1120 tuvo el efecto que, un máximo Gleissberg hacia el 1100 fue seguido por otro máximo hacia el 1300, sin un mínimo solar intermedio. Esto explica al Máximo Medieval de manchas solares indirectamente confirmado por evidencia de radiocarbono (Siscoe, 1978).
meteorologo11
La Figura anterior muestra el período 900-2300 del ciclo de 166 años. Después de la inversión de fase del 1120, todos los Máximos Gleissberg marcados por triángulos rellenos, coinciden bastante estrechamente con los extremos de la curva para cientos de años, pero alrededor de 1976 el patrón cambió otra vez a causa de una nueva inversión de fase de ð/2 radianes. Después de un Máximo Gleissberg hacia 1952, un segundo Máximo Gleissberg ocurrió hacia 1984 sin un mínimo secular intermedio. Sólo el único ciclo 20 de 11 años, al medio entre el máximo secular, mostró una menor actividad de las manchas solares, mientras que los ciclos 18, 19, 21 y 22 alcanzaron muy altos niveles de actividad. El promedio de máximos de los cinco ciclos 18 al 22 es R = 156, un valor no observado antes de manera directa. Tenemos que remontarnos hasta el Máximo Medieval, basados en información proxy, para encontrar un patrón similar. Las inversiones de fase, indicadas en la figura 10 por las flechas, explican heurísticamente estos rasgos especiales que ocurrieron solamente 2 veces en casi 17 siglos. El reciente Máximo Gleissberg ocurrido hacia 1984 es el primero en una larga secuencia de máximas conectadas con fases cero en el ciclo de 166 años, cuatro de los cuales están marcados por círculos vacíos en la figura 10. Los próximos máximos Gleissberg deberían ocurrir hacia el año 2069, 2159 y 2235.
Las mismas series de tiempo de de la figura siguiente para los años 900-2300. Después de la inversión de fase del 1120, todos los Máximos Gleissberg marcados por triángulos rellenos, van de manera consistente con los extremos en el ciclo de 166 años, mientras que los mínimos Gleissberg caen al ciclo cero. Otra inversión de fase hacia 1976 cambió otra vez el patrón. Después de un Máximo Gleissberg hacia 1952, un segundo Máximo Gleissberg ocurrió hacia 1984 sin un mínimo intermitente secular entre ellos. El efecto fue un gran máximo de manchas solares comparable al extraordinario máximo de alrededor del 1120. El cambio de fase hacia 1976 invirtió el patrón creado por la inversión de fase del 1120. El máximo Gleissberg de 1984 es el primero de una larga secuencia de máximas que van junto a fases cero en el ciclo de 166 años. Los próximos máximos deberían ocurrir para el 2069, 2159, y 2235. Después de 1976, los mínimos Gleissberg irán nuevamente junto a los extremos en el ciclo de 166 años. El próximo mínimo secular, indicado por un triángulo vacio, es esperado para el 2030. Los próximos mínimos deberían ocurrir hacia el 2122 y 2201. La figura muestra que el ciclo Gleissberg se comporta como un oscilador biestable. La fase actual debería durar por lo menos hasta el 2500. A causa del vínculo entre los ciclos Gleissberg y el clima, se pueden predecir los futuros períodos de climas fríos y cálidos para cientos de años hacia el futuro. La próxima fase fría es esperada para el 2030.
Meteorologo12
Después de la inversión de fase de 1976, se espera que las mínimas seculares coincidan con extremos en el ciclo de 166 años. De modo que el próximo mínimo Gleissberg debería ocurrir hacia el 2030, como lo indica el triángulo vacío. Los siguientes mínimos seculares se esperan para el 2122 y el 2201. El pronóstico de un mínimo para el 2030 está corroborado por un acercamiento diferente. Sýkora et al. (2000) encontraron que las variaciones en el brillo de la línea verde de la corona son una indicación a largo plazo para la actividad del Sol. Ellos afirman que “estamos en las vísperas de un profundo mínimo de la actividad solar similar al del Siglo 19.”
  • Predicciones de inversión de fases en el ciclo de 166 años
Los resultados presentados indican que el ciclo Gleissberg es un oscilador biestable capaz de asumir cualquiera de los dos estados. La transición entre estos estados parece estar gatillado por fases especiales en el ciclo de 166 años que indica las inversiones de fase. Atrae la atención que las inversiones de fase mostradas en la figura 10 ocurren justo antes del profundo extremo negativo relativo al respectivo ambiente. Esto apunta a umbrales cuantitativos que son confirmados por un caso adicional. El extraordinario extremo negativo que precede al Máximo Medieval cae hacia el año 50. Justo alrededor de esta fecha ocurrió el clímax del tercer gran máximo de manchas solares en los pasados 2.000 años, como lo indica una fuerte disminución del 14C (Eddy, 1977). De manera reveladora, este período coincide con el Óptimo Climático Romano, tanto o más caliente que el Óptimo Climatico Medieval (Schönwiese, 1979). hay argumentos adicionales de una naturaleza más técnica sobre cómo predecir inversiones de fase en el ciclo dT/dt (Landscheidt, 1983). Todos los indicadores muestran que la nueva inversión de fase no ocurrirá antes del 2500. De manera que el actual patrón debería continuar durante cientos de años, y el próximo Mínimo Gleissberg debería estar ligado a la próxima fase cero en el dT/dt-cycle in 2030.
  • Pronóstico de profundos mínimos Gleissberg y clima frío alrededor del 2030 y el 2200
Una pregunta aún más difícil es si los futuros Mínimos Gleissberg serán del tipo regular con actividad solar moderadamente reducida como en 1895, o del tipo de muy baja actividad como el Mínmo Dalton hacia 1810, o del tipo de gran mínimo que casi extinguió toda actividad solar, como durante el nadir del Mínimo Maunder hacia 1670, el Mínimo Spoerer hacia el 1490, el Mínimo Wolf hacia el 1320, y el Mínimo Norman hacia el 1010 (Stuiver and Quay, 1981). La Fig. 11 ofrece una solución heruística. Muestra a la serie de tiempo de extremos dT/dt sin suavizado para el intervalo 1000 – 2250. La consistente regularidad atrae nuestra atención. Se observa que cada vez que la amplitud de un extremo negativo pasa por debajo de un umbral bajo, indicado por la línea de rayas horizontal, esto coincide con un período de actividad solar excepcionalmente débil.
Dos extremos negativos consecutivos traspasando el umbral inferior indican un Gran Mínimo del tipo Maunder, mientras que un único extremo por debajo del umbral va junto a eventos del tipo Mínimo Dalton. Los Grandes Mínimos de la figura 11 están indicados por sus nombres. El único extremo mínimo alrededor del 1170 es del tipo Dalton. Durante este tiempo, la actividad solar se amortiguó, pero esta disminución no fue duradera. De acuerdo a Lamb (1977), que se fijó en el registro de isótopos de oxígeno del norte de Groenlandia provisto por Dansgaard, ocurrió un período de súbito enfriamiento al final del Siglo 12. De manera que he llamado a este profundo Mínimo Gleissberg en su honor.
La figura 11 muestra que la actividad solar de notable intensidad y también los correspondientes períodos cálidos en la Tierra, están indicados por los extremos de dT/dt. Como un ejemplo, el Óptimo Medieval está indicado por una flecha. Debe notarse que la extraordinaria amplitud positiva hacia el 1200 es mayor que la amplitud hacia 1952 y 1984, indicando a los modernos máximos Gleissberg ligados a un calentamiento no tan elevado como el del 1120 (Schönwiese, 1979). Más detalles de esta relación serán presentados próximamente en otros lugares.
Sin excepción, los extraordinarios extremos negativos coinciden con períodos de actividad solar excepcionalmente débiles y vice versa. De manera hay buenas razones para esperar que el próximo Mínimo Gelissberg del 2030 será uno profundo. Como hay tres extremos consecutivos por debajo del umbral cuantitativo, hay una gran probabilidad de que el evento será del tipo Maunder. Esto también es cierto para el mínimo del 2201, mientras que el del 2122 deberá ser del tipo regular como se ve en la figura 11.
Se ha demostrado que existe una estrecha relación entre los profundos Mínimos Gleissberg y el clima frío. De manera que la probabilidad es muy elevada de que el Mínimo Gleissberg del 2030 y 2201 irán acompañados de períodos de clima frío comparables al nadir de la Pequeña Edad de Hielo. En cuanto al mínimo del 2030, hay indicaciones adicionales de que se espera un enfriamiento global en vez de un calentamiento global. La Oscilación Decadal del Pacífico (ODP) mostrará valores negativos hasta quizás el 2016 (Landscheidt, 2001), y Las Niñas serán más frecuentes y fuertes que los El Niño hasta el 2018 (Landscheidt, 2000).
Los resultados heurísticos derivados del ciclo de 166 años no están aún corroborados por una detallada cadena de causa y efecto. El progreso al respecto será dificultoso ya que las teorías de la actividad solar y las del cambio climático están todavía en una etapa rudimentaria de su desarrollo, aunque hay progresos en cuanto a la explicación física de especiales relaciones Sol-Tierra (Haig, 1996; Tinsley y Yu, 2002). A pesar de ello, la conexión con la dinámica del sistema solar, el largo de la información involucrada que cubre miles de años, y los habilidosos pronósticos de la actividad solar y eventos climáticos construidos sobre los mismo cimientos, hablan de la confiabilidad del pronóstico de los próximos Mínimos Gleissberg y su impacto sorbe el clima.
  • Hipótesis del IPCC del calentamiento antropogénico no está en el camino del enfriamiento global.
No espero que los efectos de los gases de invernaderos antropogénicos eliminarán la predominancia del Sol. Si esos efectos fuesen tan fuertes como pretende el IPCC, los diversos pronósticos climáticos, basados exclusivamente en la actividad solar, no habrían tenido ninguna probabilidad de haber resultado correctos. Más aún, ya que los pronósticos cubren años y décadas recientes del calentamiento que, de acuerda al IPCC no pueden ser explicados por el forzamiento natural.
Las “historias” del IPCC, lejos de las predicciones que se practican en otros campos de la ciencia, son casi exclusivamente apoyados por  Modelos de Circulación General (MCG). Estos modelos están basados en el mismo tipo de ecuaciones diferenciales no lineales que llevó a Lorenz a reconocer en 1961 que las predicciones del tiempo a largo plazo son imposibles por la extremada sensibilidad de la atmósfera a las condiciones iniciales. No es concebible que el “Efecto Mariposa” deba desaparecer cuando el rango de la predicción de unos pocos días es extendida a décadas y siglos.
Algunos climatólogos conceden que hay un problema. Schönwiese (1994) hace notar: “Consecuentemente, deberíamos llegar a la conclusión de que el cambio climático no puede ser predicho (por los MCG). Es correcto que los variados y complejos procesos en la atmósfera no pueden ser predichos más allá del límite teórico de un mes a través de cálculos paso a paso en los modelos de circulación, ni ahora ni tampoco en el futuro. Sin embargo existe la posibilidad de una predicción condicional. La condición es que un factor especial dentro de la compleja relación causa-efecto es tan fuerte que claramente domina a todos los otros factores. Además, el comportamiento de ese único y dominante factor causal tiene que ser predecible con certeza, o a un alto grado de probabilidad.” Una mirada a la literatura muestra que estas condiciones no se cumplen. Más aún, existen dificultades técnicas y matemáticas. Peixoto y Oort (1992) comentan apropiadamente: “La integración de un modelo totalmente acoplado que incluya a la atmósfera, océano, tierras y criosfera con escalas de tiempo internos muy diferentes imponen dificultades casi insuperables para alcanzar la solución final, aún cuando todos los procesos fuesen completamente comprendidos.”
De manera que no resulta sorprendente que los pronósticos válidos de MCG sean una especie rara. Las hipótesis del IPCC sobre el calentamiento global requieren que la radiación de onda larga al espacio se reduzca a causa de la acumulación de gases de invernadero. En realidad, los satélites han observado una tendencia al incremento de la radiación de onda larga en los trópicos durante las últimas dos décadas (Wielicki et al., 2002). Los MCG predicen mayores aumentos de temperatura con el aumento de la distancia desde el Ecuador, pero las observaciones no muestran un cambio neto en las regiones polares durante las últimas cuatro décadas (Comiso, 2000; Przybylak, 2000; Venegas and Mysak, 2000). De acuerdo a los datos más reciente, la Antártida se ha enfriado de manera considerable (Doran et al., 2002) en vez de haberse calentado.
De fundamental importancia es la discrepancia entre los pronósticos de los MCG y observaciones como la evaporación. Aún si las consideraciones teóricas del IPCC fuesen correctas, el CO2 podría manejar sólo 0.88°C de calentamiento para dentro de más de un siglo. Esta pequeña cantidad de calentamiento, sin embargo, aumentaría la evaporación en la superficie y elevaría la concentración de vapor de agua, de lejos el más poderoso gas de invernadero en la atmósfera. De acuerdo a los modelos climáticos, esta realimentación positiva causaría un calentamiento mucho más grande que sólo el CO2 y otros débiles gases de invernadero. De manera que es crucial para las hipótesis de calentamiento del IPCC que la observación muestre una disminución de la evaporación en el Hemisferio Norte durante los últimos 50 años, en lugar de su pronosticado aumento (Roderick and Farquhar (2002). Hay muchos otros puntos, pero irían mucho más allá del marco de este estudio.
No necesitamos esperar hasta el 2030 para ver si la predicción del próximo Mínimo Gleissberg es correcta. Mucho antes de alcanzar el punto más bajo del desarrollo, debería hacerse manifiesta una tendencia declinante en la actividad solar y las temperaturas globales. El actual ciclo 24 de manchas solares, con su actividad considerablemente más débil, parece ser la primera indicación de la nueva tendencia, especialmente porque fue pronosticada en base a los ciclos de movimientos del Sol hacen ya dos décadas. En cuanto a la temperatura, sólo los períodos de El Niño deberían interrumpir la tendencia hacia abajo, pero hasta el NIño podría hacerse menos frecuentes y fuertes. El resultado de este ulterior pronóstico climático a largo plazo, basado únicamente en la actividad solar puede considerarse como una lápida para las hipótesis del IPC sobre el calentamiento inducido por el hombre.
  •  Estudio de la corriente del golfo
Lo primero comentar que ya que todos hemos podido observar en los ultimos mapas y graficas de la corriente del golfo,una desaceleracion en la misma y un pequeño conglomerado de remolinos y alteraciones en la direccion de la corriente. A raiz de ello tras analizar y releer informes,traduciendo,y vuelta a releer mas datos y hasta he conseguido encontrar alguno que no habia visto nunca y  mas o menos tendríamos  algo asi:
Empezaremos por antecedente historicos sobre anteriores ralentizaciones o alteraciones en la corriente de Golfo,mas que nada para aquellos escépticos que dudan de que tal corriente pueda frenarse .
1º.-Vamos pues a comentar el enfriamiento acaecido hace unos 13000 años al que han denominado la “Younger Dyras”.Este enfriamiento fue provocado en gran manera por la ralentizacion de la corriente del golfo,ahora bien…¿Qué es exactamente la “Younger Dyras”?. Pues la respuesta es que hace unos 13000 años,justo tras el el calentamiento del Bölling-Allerod el cálido clima europeo, sufrió de nuevo un progresivo descenso de temperatura. Entró en un nuevo periodo frio,que se ha dado en llamar Younger Dyras, nombre que no me sonaba a nada,hasta que me enteré que se debe su nombre,  a unas plantas de la tundra llamadas Dryas Octopelatas que volvieron a reaparecer en la Europa Meridional durante este enfriamiento.Y dado que younger viene a ser menores o mas jovenes, sería algo así como la reaparición de las jóvenes plantas de la tundra. Este período frío,duró hasta el 11600.
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En aquella epoca,la corriente del Atlantico,sufrio un rapido debilitamiento.las corrientes polares superficiales y menor contenido salino comenzaron a descender hacia el atlantico sur,hasta nuestra querida peninsula iberica,mientras que las aguas mas templadas retrocecieron ante su empuje.
El incremento de la formación de hielo marino en el hemisferio norte se vio favorecido por la desalinización parcial del agua marina,debido por una parte al aporte de agua dulce de los hielos del norte y a la menor insolacion estival(un 10% inferior a la actual) la correa termohalina.
El hielo Laurentino,que ocupaba lo que es actualmente canada y el norte de EEUU,ocupaba de por si solo,una superficie similar a la actual antartida,alterando el Jet y partiendolo en dos corriente.Una que se desviaba hacia el norte y otra mas potente hacia el atlantico central,hasta nuestras latitudes.O sea que teniamos el jet muy desviado de su posicion actual,hacia el sur.concentrando todo el aire frio en una gigantesca bolsa sobre el atlantico Norte y parte del central,llevando llevando sobremanera en invierno, aire muy frio del NW y una gran zona de bajas presiones,con frentes y borrascas asociadas,que ayudaban sobremanera al aumento de la formacion de hielo marino,con diferencias de temperatura del aire de entre 20º menos en terranova o entre 8º y 16ºc (con las actuales)en las aguas del golfo de vizcaya(a modo de ejemplo) o temperatura del mar de 8ºc en las costas portugesas.
La teoría mas extendida es la del aporte de agua dulce al golfo de México desde el lago Assiz(lo que hoy son los grandes lagos) a traves del rio Misisipi.
Tengamos en cuenta,que por entonces el caudal de tal rio,era superior al del actual amazonas,así que nos podemos hacer una idea de la cantidad de agua dulce que se virtio durante decenas de años al golfo de mejico.Eso,junto con la desparicion de la barrera de hielo en el borde oriental del lago,hizo que se virtieran a traves del canal de San Lorenzo,grandes cantidades agua fria y dulce al océano.Tomemonos un momento para pensar en la situacion que se estaba dando.
Tenemos una gran cantidad de agua dulce en el golfo de mejico abasteciendo a la corriente ascendente y una gran cantidad de agua dulce y helada,corriente que giraba hacia el W en el mar de Labrador,en donde se encontarba con un aporte de agua fria y dulce,en su camino de descenso ya como corriente profunda termohalina.sumemosle el descenso de temperatura de las aguas superficiales,debido al descenso de insolacion y al descenso de temperatura de los vientos y al aumento de su fuerza y borrascas y frentes frios que conllevaban.
Lo que tenemos es una corriente frenada y obligada a disolverse en su camino de ascenso hacia el ártico,ya que ya no llevaba aguas salinas y templadas hacia el norte. Ya no había corriente termoahlina que impidiera a los hielos del norte extenderse e invadir el atlántico y las costas europeas.
Hay datos de que nuestra querida corriente termohalina ya se ha parado en mas ocasiones. Y  parece que está ocurriendo de nuevo.
La actual correa termohalina,ha disminuido su velocidad y se comienza a difuminar su trayectoria,perdiendose en multiples remolinos. La circulacion en su vertiente meridional está comenzando a verse afectada,comenzando a alterar(aunque de momento no en exceso)las temperaturas medias anuales.
El descenso en la banquisa ártica de años atras(NO de este) junto con el aumento de precipitaciones,podría haber comenzado a aportar un exceso de agua dulce a la correa. Este agua dulce  afectaría a las corrientes superficiales. Juntémoslo con el descenso de insolacion actual(debido a un menor o nulo número de manchas solares, menor actividad solar=menos viento solar=mas rayos cósmicos=mayor nubosidad  reflejándolos hacia el espacio y mayor enfriamiento),el aumento de borrascas en la zona y el minimo solar en el que estaríamos entrando, con la mancha 1024.
Tenemos pues en la corriente: un aumento en el aporte del agua dulce,un aumento del frío en superficie,una disminucion de la insolación y hoy por hoy un aumento en la extensión de la banquisa artica. Aumento pero de hielo de escaso grosor,que puede fracturarse facilmente y verterse al atlántico,enfriando aun mas sus corrientes y aportando aún más agua dulce. Enfiando aún más el régimen de vientos del NW y el número de frentes fríos y borrascas,que a su vez devolverian mas frio y mas agua dulce.
Todo ésto estaría comenzando a provocar una alteración en la llegada de las corrientes profundas a a su llegada al Ártico y su evolución posterior al ser devueltas al océano.
Por otro lado tenemos una banquisa antártica con una situación de crecimiento de extensión y descenso de temperaturaturas y un consiguiente aporte a las corrientes profundas del Atlántico sur de agua fría. No olvidemos que esas corrientes profundas siguen su camino hasta el Ártico,el cuál recordemos que está perdiendo salinidad sus mares subárticos.
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Podéis Observar dos mapas de velocidad de Julio del 2003 y 2008. Disminucion clarísima de velocidad y mayor dispersión en la corriente.
El tema de la Corriente del Golfo es altamente complicado dado que intervienen muchos factores que van variando de forma natural. Uno de los factores más importantes que influyen en la corriente es el de la Oscilación Decanual  del Atlántico Norte.  También se quiere hacer intervenir en el asunto al aporte de agua dulce que provendría del derretimiento de los hielos de Groenlandia.
Las sequías de Europa, entre ellas la Española, tienen sus orígenes en varios factores, ente ellos el famoso El Niño y la Niña/ENOS, pero más relevantes parece ser la Corriente de Chorro. Les remito a mi artículo de septiembre de 2003, “La Ola de Calor en Europa: El Misterio Develado” en la dirección:http://mitosyfraudes.8k.com/Calen2/chorro.html donde se trata el asunto del “Jet Stream” y la formación de centros de alta y baja presión sobre Europa, de acuerdo a la velocidad del mismo. Cuando un anticiclón de bloqueo (alta presión) se instala sobre el occidente de Europa, los vientos cargados de humedad de la corriente del golfo se dividen en dos, rodeando al centro de presión, hacia el norte (Escandinavia) y hacia el sur (África), dejando a Europa sin lluvias, sin vientos y con una atmósfera que se va calentando día a día –falta de lluvia que refresque, y ausencia de vientos de superficie que se lleven el calor superficial.
En definitiva, necesitamos una suelta masiva de icebergs en el atlantico norte para acabar de frenar la corriente del golfo. Descenso de salinidad en la correa y descenso de temperatura en la misma. Ralentizacion y cambio de dinámica de la corriente del golfo.
Especialmente interesante, será  seguir de cerca la evolucion de la correa termohalina y en su seccion de la corriente del golfo(la mas sensible),ya que el deshielo que tuvo lugar en 2007,completará su  recorrido  desde el Caribe hasta las zonas de hundimiento en el Norte,un viajecito de dos años.
Ahora es cuando nos toca ver,la influencia del deshielo en la corriente del Golfo.El agua que se hundió en el Polo en el 2007,esta llegando a su punto de partida,,y habran de transcurrir otros dos años,para llegar a su lugar de hundimiento. 
Los factores que influyen el el clima son igualmente inmensos.Si mentamos las curvas de glaciación no podemos olvidar el efecto que en ellas tienen las manchas solares, así como su incardinación en el marco de la teoría general de las placas tectónicas, como ya  pusimos de manifiesto en otros artículos anteriores.
Ni qué decir tiene, que las perturbaciones geomagnéticas influyen en el clima, éste en la formación de nubes, y la Ionosfera, a su vez, en la anomalía del Atlántico Norte que ya hemos tratado.
La temperatura media de la Tierra depende, en buena medida, del brillo del Sol y de la cantidad de radiación que llega a la Tierra. Esta cantidad de radiación depende de las manchas solares. Las manchas solares son zonas del Sol cuya temperatura es inferior a la del resto de la superficie y con una gran actividad magnética. Parecen oscuras por contraste con la fotosfera, simplemente porque están más frías que la temperatura media de la fotosfera. En los periodos de poca actividad, el número de manchas solares es escaso o inexistente, mientras que en las épocas de máximos el número de manchas puede ser cercano a 200. Hay registros chinos de observación de manchas solares desde hace más de dos mil años. Podría parecer que menos manchas solares deberían determinar un sol más brillante, pero la luminosidad del sol es mayor cuando hay más manchas, porque el magnetismo crea áreas muy brillantes denominadas fáculas.
En 1908 George Ellery Hale demostró que las manchas solares se hallan asociadas a fuertes campos magnéticos. Estas manchas aparecen en parejas que poseen polaridad opuesta, una norte y otra sur, como si fueran los polos de un gigantesco imán. Los altísimos campos magnéticos entre un par de manchas solares se visualizan por la luz que emite la materia altamente ionizada que arrastran. La actividad del Sol también se manifiesta en las fulguraciones y el viento solar, que proyectan partículas subatómicas hacia el espacio interplanetario. Este flujo de partículas es responsable de buena parte de la radiación cósmica que bombardea a nuestro planeta. En 1843 Heinrich Schwabe, advirtió que el número de manchas registradas no era constante a lo largo del tiempo, sino que aumentaba y disminuía en ciclos de, aproximadamente, once años. Últimamente se ha descubierto que el máximo es doble, es decir, pasado el máximo absoluto y comenzado el descenso al año siguiente hay un máximo secundario.
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Según la ley de Spörer, al inicio de un ciclo las manchas aparecen a elevadas latitudes, durante el ciclo van apareciendo a más bajas latitudes, hasta que alcanzan latitud. 15° en el máximo solar. El promedio continúa bajando hasta 7° y después de eso, mientras las manchas del ciclo viejo se acaban, el nuevo ciclo vislumbra su comienzo con nuevas manchas a latitudes altas.La visibilidad de estas manchas está afectada por la rotación diferencial del Sol (distintas duraciones de la rotación solar en cada latitud). Su visibilidad se ve también afectada porque las observaciones se hacen desde la eclíptica y el plano de la eclíptica está inclinado 7° respecto al ecuador del Sol (0° de latitud).El mínimo de Maunder es el nombre dado al período de 1645 a 1715 D.C., cuando las manchas solares desaparecieron de la superficie del Sol, tal como observaron los astrónomos de la época. Recibe el nombre del astrónomo solar E.W. Maunder quién descubrió la carestía de manchas solares durante ese período estudiando los archivos de esos años. Durante un período de 30 años dentro del Mínimo de Maunder, los astrónomos observaron aproximadamente 50 manchas solares, mientras que lo típico sería observar entre unas 40.000 y 50.000 manchas. Durante este mínimo los hielos rodearon la costa islandesa y el Támesis londinense se congelaba periódicamente. Muchos científicos piensan que esto estuvo íntimamente ligado con la llamada “pequeña edad del hielo” en la Tierra. Dado que el Sol provee de energía a la Tierra, parece posible que si su actividad es menor de lo normal y por tanto hay menos cantidad de manchas solares, tenga relación con que el clima se enfríe aquí en la Tierra.
El ciclo de Schwabee.Este ciclo solar, con una duración de 8 a 13 años y un promedio de 11 años es el más conocido de las cuatro variaciones de la actividad solar. Fue un aficionado, Heinrich Schwabe (1789-1875) quien descubrió este ciclo mediante la observación de la aparición de manchas.Es un ciclo en el que el Sol atraviesa todas sus etapas de actividad. El ciclo comienza del mismo modo que lo acaba, con una actividad muy escasa, mientras que en la zona central hay un máximo en donde la actividad solar es muy elevada. En estos ciclos solares pueden darse variaciones de luminosidad y viento solar o variaciones en el campo magnético, pero ambos están relacionados entre sí. Los astrofísicos y astrónomos especializados en el estudio del Sol, han llegado a comprender bastante bien su funcionamiento, debido a que las manchas solares son el mejor reflejo de los ciclos solares.
El período de rotación del planeta más grande del sistema solar es casi el mismo que los once años del ciclo de actividad solar, y los científicos no excluyen que existe una relación entre los procesos que ocurren en el Sol y en Júpiter. Además, en los últimos ochenta años, el tiempo en que transcurren los ciclos solares se ha acelerado un poco, en promedio, su duración se ha reducido a 10,5 años aproximadamente.
En el mínimo del ciclo de Schwabe, la Tierra recibe menos ultravioleta que conduce a crear menos ozono en la estratosfera, mientras que en el máximo se aumenta de 1 a 2% la concentración de ozono. Esto contribuye al efecto invernadero mediante la absorción de infrarrojos y, por tanto, hay un descenso en la temperatura durante el mínimo Schwabe y viceversa, de forma que se compensan las temperaturas a largo plazo.
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Joan Grimalt en su estudio realizado en el Atlántico, en la península ibérica y en torno al cabo San Vicente,sobre los cambios bruscos en el clima en los últimos 420.000 años.Estos estarian ligados,a llegadas al océano profundo de aguas de la Antártida y que se ha realizado en el Atlántico, en la península ibérica, en torno al cabo San Vicente.
Según explicó Grimalt , en su estudio,han tratado de establecer cómo han sido los ciclos climáticos aunque siguen sin saber qué es lo que provoca los “empujones” de agua a la profundidad del océano desde el sur del planeta.
Grimalt, del IIQAB-CSIC de Barcelona, explicó que los cambios climáticos naturales corresponden a las variaciones orbitales de la Tierra en relación con el Sol, que son cambios lentos, y que ocurren como la acumulación de cambios pequeños a lo largo de ciclos de 23.000, 40.000 y 100.000 años, y por eso hay periodos glaciales e interglaciales.
Esos son los cambios lentos, pero a finales de los 90 se descubrió que también en la Tierra había habido cambios bruscos que no se podían explicar por esas variaciones orbitales y de los que “hoy por hoy sigue sin saberse cuál es su origen”.
Grimalt, que ha colaborado para su estudio con B.Martrat, también del IIQAB, y con investigadores del Reino Unido y de Suiza, han analizado “un testigo” sedimentario cerca de la costa portuguesa, un poco al sur de Lisboa, “muy estratégico” porque está situado en un punto del Atlántico norte que recibe influencia de aguas antárticas y árticas.
Con su trabajo muestran que cada vez que ha habido “un cambio brusco” climático ha estado relacionado con una llegada de aguas del sur, antárticas, “un empujón que se produce a 3.000 metros de profundidad”.
Además, la temperatura de las aguas de superficie y todo el entorno del hemisferio norte cambia bruscamente y hay unos enfriamientos muy fuertes aunque no tienen la respuesta de por qué se producen esos “empujones”.
“Lo interesante -precisó- es haber demostrado que los procesos del fondo oceánico son los que mandan en los cambios bruscos aunque no sepamos por qué”.
En algunos estudios anteriores se había apuntado que esos procesos podían deberse a pequeñas variaciones de la insolación, pero su trabajo “muestra claramente” que “eso que se creía de que cada 1.450 años había habido un cambio brusco climático pasó únicamente en el último periodo glacial”.
Es decir, esos cambios cada 1.450 años se han producido en el intervalo comprendido entre hace 70.000 y 15.000 años “pero no fuera de él”.
El hecho de que solo ocurra en un tramo de tiempo le quita mucha fuerza a que se deba a la influencia del Sol, aseguró Grimalt.
Los datos que soportan su investigación, para la que han estudiado el registro de las aguas del pasado, los han obtenido a partir del análisis de una base de sedimento marino de unos 40 metros de longitud.
En ese sedimento se han analizado compuestos orgánicos, formados bien por algas o por plantas superiores, así como fósiles de foraminíferos y esqueletos de carbonato cálcico.
“Cuando ha habido algún cambio abrupto en el clima ha correspondido a una situación en la que todo el Atlántico norte estaba lleno de icebergs y durante mucho tiempo se pensaba que se debía a eso y ahora lo que pensamos es que eso es consecuencia de la llegada de aguas subterráneas pero lo sorprendente es que son las de la Antártida sobre el Atlántico norte y no las del Ártico”.
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